1.
Melamchi – Kakani - Sermathang
Salimos
de Kathmandú en una furgoneta para turistas que nos lleva hacia las montañas. En
el camino comemos el primero de muchos Dhal Bat, el plato cotidiano de Nepal
que tiene como base arroz y sopa de lentejas. Los monzones hacen estragos en
estas carreteras y en alguna ocasión tenemos que bajarnos para que la furgoneta
pueda cruzar los enormes charcos que hay en el camino. Estirar las piernas
viene bien y así aprovechamos para contemplar y fotografiar los verdes campos
de arroz al lado del río, ordenados, geométricos, magníficos.
Melamchi
es un pueblo bazar de carretera, bastante sucio, pero con gente sonriente que
nos saluda y mira con curiosidad. Estamos a la entrada del valle de Helambú
pero por este lado casi no vienen senderistas lo que nos pone en la posición
privilegiada de ser los únicos occidentales del pueblo.
A la
mañana siguiente dejamos el pueblo atravesando un puente colgante, el primero
de nuestra travesía que nos conduce hacia las laderas cubiertas por bosque. Es
el primer día de la travesía y hay que ir ajustando ritmos. Vamos subiendo
despacio y cruzándonos con los porteadores que van con chanclas y transportan
cantidades enormes de leche, arroz, hierba a su espalda. Nos hacen sentir como
simples aficionados con nuestras botas de suela vibram y mochilas ergonómicas.
La
parada para comer en Pokhari Banjyang nos regala imágenes preciosas de caras
infantiles y mujeres con saris rojos deslumbrantes. Es día de fiesta hinduista
y, antes de seguir camino, aprovechamos para compartir canciones y bailes en el
patio del colegio. A partir de aquí el bosque se convierte en jungla exuberante.
Hay tanta humedad que nos parece que caminemos dentro de una nube de vapor
templado. La lluvia nos sorprende antes de alcanzar Kakani. Hemos subido 1100
metros y las vistas desde aquí son magníficas.
El
segundo día de travesía nos lleva por bosques de pinos y rododendros, la
sensación de jungla tropical continúa y el camino aparece salpicado por
banderas de oración y chortens que nos indican que estamos entrando en zona
budista y ponen un punto de color magnífico en nuestro camino. La etapa de hoy
es corta y llegamos a Sermathang para comer. Es un pueblo precioso entre
terrazas de cultivo, monasterios budistas y banderas de oración. Es también el
primer sitio donde vemos papeleras y aquí no hay basura en el suelo. Me enamoro
de este lugar. Por la tarde tomamos nuestro primer “massala tea” en el lodge de
Mindu, unos de los puntos clave de la travesía invernal de 1800 km de nuestro
guía. Las horas que pasamos en esta casa son de las mejores del viaje, nos vamos sintiendo que Mindu y
su marido nos tratan como si fuéramos parte de su familia.
2.
Sermathang – Melamchigaon - Thadepati Banjyang
La
etapa hasta Melamchigaon es la más larga de la travesía, continuamos caminando
por jungla descubriendo nuevas y sorprendentes flores, plantas y
pájaros. Y descubriendo también que las historias sobre sanguijuelas son
ciertas. Pasamos algunas horas caminando por senderos plagados de ellas que
parecen saltar y ser capaces de agarrarse en sitios inverosímiles. Pasado el
desconcierto inicial el camino se convierte en una odisea para librarse de ellas.
En Melamchigaon nos duchamos con agua fría, que nos sienta como agua bendita
después del día de sudor y sangre. No hay tiempo para más en esta jornada, así
que después de una cervecita y la cena nos vamos a dormir. Al día siguiente
tenemos que subir 1000 metros para llegar a Thadepati y comenzar la parte más
montañosa de la travesía. Tardamos cuatro horas en subir las empinadas
pendientes, muchas veces ayudados por los escalones que los pueblos de por aquí
han ido construyendo en la ladera. La jungla deja paso al bosque, aparecen
nuevos rododendros y de repente el bosque se convierte en matorral y vemos el
lodge en lo alto del collado. Es otro día de nubes y aquí arriba ya se nota el
frío, así que aprovechamos el salón caldeado por la estufa de leña para pasar
la tarde. Sin embargo, la curiosidad puede más que las nubes y nos vamos a dar
un paseo y a tomar té a un lodge cercano para descubrir nuevamente caras
sonrientes y un juego de luz y nubes magnífico sobre los valles y montañas que
nos rodean.
3.
Thadepati Banjyang – Phedi – Gosainkunda
Phedi
está a la misma altitud que Thadepathi, unos 3700 metros, pero como buen camino
entre montañas, el concepto de llano aquí se redefine para incluir multitud de
subidas y bajadas por zonas nuevamente bellísimas. Cada día de caminada se
convierte en una experiencia sensorial por los olores, colores y paisajes que
descubrimos a cada paso. Finalmente distinguimos el lodge de Phedi, a donde nos
dirigimos, las nubes continúan con nosotros y nos impiden ver la grandeza de lo
que nos rodea. Paredes inmensas separan valles profundos y, cuando las nubes
abren, nos admiramos viendo desde donde venimos. Desde aquí comienza la etapa
reina de la travesía, la subida hasta el Laurebina La, el collado de 4600
metros que marca el punto más alto de la travesía. La experiencia de subir a
esta altitud es totalmente nueva, cada paso cuesta y cada uno tenemos que
encontrar nuestro mejor ritmo de subida. La llegada al collado es emocionante,
atrás se ve la impresionante subida que hemos realizado, al otro lado el
primero del conjunto de lagos de esta zona…..las banderas de oración nos
saludan aquí. Tal vez es la falta de oxígeno pero las emociones se desbordan y
todo, el viento, la luz, los abrazos, se siente con una intensidad diferente.
La bajada al lago Gosainkunda la hacemos con calma, extasiados ante la grandeza
de lo que nos rodea. A la orilla del lago aún nos espera otra sorpresa y
encontramos a un shadu, un ermitaño que lleva casi dos años aquí, meditando y
recogiendo la energía del universo que comparte con nosotros cuando nos
acercamos a darle algo de comida.
4. Descenso a Shyabrubesi
4. Descenso a Shyabrubesi
El
paisaje de Gosainkunda es magnífico e indescriptible, lagos de alta montaña
unidos por altas cascadas, paredes de roca salpicadas por el rosa de las
flores, cielo azul cristalino…podría quedarme aquí días disfrutando pero
tenemos que seguir camino. No importa, el descenso desde aquí es majestuoso.
Cada paso desvela cosas nuevas y más impresionantes hasta que giramos y
aparecen ante nosotros Annapurnas, Manaslu, Ganesh himal y el macizo de
Lantang. Los gigantes de roca, hielo y nieve que son la imagen del
Himalaya. Son impresionantes y
bellísimos. Es al contemplarlos cuando nos enteramos de que el derrumbe de un
serac se ha llevado dos campos de altura en el Manaslu y la vida de varias
personas. Aunque suene a tópico, está claro que la muerte es el precio de
vivir…ay como decía Serrat “antes de nada hay que vivir”.
La
bajada nos devuelve a los bosques, de pinos inmensos, esplendorosos, y nos
lleva de vuelta a pueblos ocupados con las faenas agrícolas y a niños
sonrientes. Dormimos en un lodge muy limpio, muy cómodo y con agua caliente en Shing
Gumpa, un pueblo colgado en una ladera inmensa con gente simpática, un pequeño
monasterio y una fábrica de queso de yak… La travesía toca a su fin, disfrutamos
del sol de la tarde e intentamos aprender algunas frases en nepalí. El último
día una respetable bajada nos lleva a Syabru a la salida del cole. Acabamos el
camino rodeados por niños de uniforme alborotados y sonrientes.
El mejor regalo que compartas tu viaje con nosotros....besos
ResponderEliminarGracias Sux
Hola Susana. Aquí estamos Lola y yo con la boca abierta. Impresionados por la belleza de tu viaje y contentos de las impresiones que relatas. Nos alegramos de que hayas disfrutado con las emociones desbordadas y el éxtasis que tan bien describes. Gracias por compartir la experiencia y hasta que podamos compartir otro abrazo en alguna montaña más pequeña.
ResponderEliminarBesos
Lola y Luis