Todo cambia después de llegar al hotel y comernos un kebab turco de verdad. Pasar la tarde paseando en Eatambul es un lujo, a pesar del calorazo. Para celebrar todo lo que nos ha pasado hoy cenamos en una azotea con vistas al mar de Marmara. Decididamente Estambul merece una visita futura...en avión. Además de la visita obligada a la mezquita azul y a Aya Sofya, para mí es imprescindible el bazar de las especias, las callejitas llenas de tiendas de todo lo que se pueda pedir y disfrutar del puente de Galata al final de la tarde. Estambul me sorprende por su ambiente relajado, nada que ver con Marrakech por ejemplo. Me sorprende también la cantidad de turistas de países islámicos que hay. Tampoc esperaba ver grupos de mujeres de Irak viajando solas. Es curioso como sabemos tan poco del mundo.
Hoy salimos hacia Ankara, nos quedan unos 1700 km hasta Dogubeyazit, lugar de salida para la subida al Ararat. Supongo que iremos dejando atrás este ambiento europeo que nos rodea...pero quién sabe! Imaginaba el centro de Turquía muy seco y he leído que vamos a pasar por alguna estación de esquí...qué refrescante es sorprenderse todos los días.
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